¿Tiempo para el cambio en India...?

Un grupo de turistas de Chennai, de visita de fin de semana a las playas de #Mamallapuram, se toma un "selfie" en un restaurante antes de que les sirvan la cena. Es impresionante la cantidad de turismo local joven que se mueve durante el fin de semana. ¿Está creciendo India demasiado muy rápido? / Foto © Rafa Gassó

Resulta sorprendente la cantidad de turismo local -jóvenes de la alta sociedad de Chennai, en su mayoría-, que superan durante el fin de semana, con creces, al turismo de pasaporte internacional en las playas de Mamallapuram, una bonita localidad de pescadores de la bahía de Bengala, ubicada a unos escasos 57km al sur de Chennai, en el estado de Tamil Nadu.

Curioso porque, al menos en el Rajastán, los indios pagan más que nosotros por el alojamiento en los mismos hoteles que frecuentamos los extranjeros. También es verdad que en las habitaciones en las que nosotros dormimos dos, ellos se meten 50. Así que igual no es tan curioso. La sociedad india crece en economía a pasos agigantados -en apenas 6-7 años han doblado tantísimos precios-... o eso es lo que quiere y le gusta mostrar. Porque la realidad, a pie de calle polvorienta, es que esa nueva clase media -que un sociólogo dividió en dos tipos, la que tiene un coche y la que no-, apenas representa un ínfimo porcentaje en un país de más de 1.200 millones de habitantes de los que una inmensa mayoría sigue siendo analfabeta. Dinero hay en India. Y mucho. El año pasado mismo fui invitado a ver el primer partido de España en el Mundial en una casa de campo -la vivienda favorita y de moda de todo pijo de Delhi que se precie-, a la que se entraba sorteando una colección de coches de lujo que luego resultó ser, simplemente, el garaje. El anfitrión, que se había traído para el catering a un cocinero desde la mismísima Australia -y que estaba acompañado por los mejores cocteleros de la capital-, nos recibió al borde de una sencilla piscina de tamaño olímpico, al final de la cual coronaba una pantalla casi de cine en la que vimos el partido. Yo acabé haciéndome amigo de un camarero, que me traía nuevos cócteles a la piscina, tal vez contagiado por mi entusiasmo ante su buen hacer -no salí del agua en toda la noche-, y al amanecer aparecí dentro de un taxi que me depositó en la puerta de mi casa y que nunca, jamás, supe quién llamó ni quién pagó, aunque eso es otra historia, quizá carne para otro post ;-) 

Lo que quiero decir es que en India, el mismo país en el que un amante de Bombay regaló un jodido Boeing -tripulación, keroseno y parking aeroportuario, lo más caro de la aviación-, a su novia, hay mucho, muchísimo dinero. Saben, porque lo saben, que pueden mirarte por encima del hombro por muchos euros o dólares que traigas en los bolsillos (que no es mi caso, advierto). Lo que pasa es que, como europeo, quedas bien en sus fiestas; incluso cuando te pagan 150 euros para que recibas a sus invitados, posible curro habitual entre ex patriados en busca de dinero rápido. Abrir puerta, indicar el camino, sonreír, y volverte a tu casa con pasta fresca en el bolsillo. ¿Sabías que, incluso, las películas de Bollywood que tienen por localización de rodaje el estado de Cachemira, zona peligrosa para un indio, se terminan rodando en los Alpes suizos, con lo que cuesta mover a todo un equipo -heros incluidos-, allí...? Ocurre, sin embargo, como en casi todos los casos, que esa pasta la maneja una poderosísima minoría...

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[Continuará]. 

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© Rafa Gassó