¡Hola, Sri Lanka!

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¡Hola, hola!

Saludos desde Negombo, una localidad turística de playas salvajes (salvajérrimas) a escasos kilómetros del aeropuerto de Sri Lanka en la que refugiarse recién aterrizado en esta bella isla, sobre todo si el aterrizaje se produce de madrugada y el que aterriza huye de las grandes y caóticas ciudades asiáticas, sorteando así la célebre entre el mundo mochilero, por incómoda, Colombo -capital del país-.

Me vais a permitir que dedique este breve paréntesis thisismyindiánico de dos semanas -paréntesis que será básica y previsiblemente fotográfico-, a mi señora madre, a quien "regalé" su pasado cumpleaños mis 'servicios' motociclísticos e inglestraductóricos cara a una primera incursión en el país que, por cuestiones de agenda, tendrán que esperar. ¡Pero llegarán, máma!, públicamente lo digo. Voy pispándome de cómo funcionan las cosas por aquí y así ya volvemos tú y yo a tiro hecho :-)

Y no es que mi madre no sepa viajar ni moverse por el mundo. De hecho ha viajado más durante toda su vida más que todos nosotros juntos, a lugares poco fáciles en su mayoría, y con la habilidad, además, de haber coronado su jubilación laboral recorriéndose Indonesia o el Transiberiano -valgan dos ejemplos al azar-, mochila al hombro y sin hablar ni papa de inglés (hasta hace poco llamaba a las guías de Lonely Planet, "las guías de Lionel Planet"). En fin, a ver, si no, de dónde creéis que me sale esta fiebre nomadista que me mantiene desde hace (ya) cerca de siete años, sin pasar más de dos meses seguidos en el mismo lugar del planeta. 

Y es que ando en Sri Lanka porque (y aquí copio literalmente de otro post aún por publicar, es genial poder citarse a uno mismo, como Sánchez Dragó, Dragooorl...), "la actual (y siempre cambiante) política de (según qué) visados para extranjeros, no permite estar en suelo indio más de 90 días. Y cuando uno se viene para un mínimo de cinco meses siempre ha de hacer cálculos -calendario mediante-, para establecer cuál han de ser sus fechas de entrada y salida más idóneas. A mí, según la hoja de ruta de este proyecto me venía mejor abandonar el país un par de semanas por el sur, en esas fechas, para luego poder continuar la escalada de este "This is my India" hacia el norte".

Dicho lo cual, empaco mochila y me dirijo a la estación de autobuses de Negombo (ando en Beach Villa Hotel, a dos kilómetros de Negombo, 1500 rupias de Sri Lanka porque llegué a las 4 de la mañana, sino serían 2000LKR; los precios son sensiblemente más caros que en India, pero para que os hagáis una idea 1€ viene a darte unas 150 LKR), y desde allí cogeré otro autobús hasta la estación de trenes de Colombo, desde donde pretendo partir, en unas horas, a la ciudad de Kandy, en el interior de la isla, para recorrer las montañas y las plantaciones de té, en ruta hacia las playas del sur. 

Amén de un par de reportajes de viajes -para Primera Línea y YoDona, cómo no-, pretendo encontrar una interesantísima historia que leí en The Guardian -uno de mis periódicos favoritos del mundo mundial-, y que me he comprometido a escribir para eldiario.es. Es un GRAN temazo a raíz de un informe que sacó una ONG suizo-alemana. Suizos y alemanes, ¡están en todas partes! ;-)

Seguiremos informando...