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martes, 24 de febrero de 2015

La historia de Ringo y William


Dije en Facebook al postear una foto que me hice con Ringo al reencontrarnos después de cinco años –él dice que seis, y yo, con su historial, no voy a llevarle la contraria-, si podría una reunión virar (benditamente) la hoja de ruta de un proyecto.
También que la historia no cambia, evoluciona.
Para comprender cómo, no se puede contar la historia actual de Ringo sin contar la historia de Will. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y aquí van 20. Pero no está de más explicar algunos detalles.
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© Rafa Gassó

© Rafa Gassó

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© Rafa Gassó

© Rafa Gassó

© Rafa Gassó


© Rafa Gassó

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© Rafa Gassó

© Rafa Gassó

© Rafa Gassó

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© Rafa Gassó

© Rafa Gassó
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Will es un simpático neoyorquino de 56 años, lleno de energía y buen humor, que tras sufrir un accidente de tráfico fue detectado de un tumor en la espina dorsal que le extirparon y con él –de paso-, la movilidad en las piernas. No es que quedase totalmente inmóvil, pero sí sin la fuerza suficiente en la musculatura como para poder mantenerse en pie y caminar. Will, que trabajaba de camarero, consiguió una pensión anual por invalidez de 15. 000 dólares que, cuenta con media sonrisa, no le da para mucho. Así que para sobrevivir, reparte su vida y su tiempo entre casa de sus padres y algunos amigos en Colorado, estado tradicionalmente más progresista, explica, donde su sistema sanitario le da más cobertura. “Me ahorro los gastos de alquiler y facturas”, cuenta con la sinceridad serena y despreocupada de quien sabe que no le queda otra. Y por supuesto, con India, país en el que estirar los ingresos y en el que encontrar, además, lo que a buen seguro que no se podría encontrar –y esto va de cosecha propia-, en Occidente: A un tipo como Ringo.
Ringo es un personaje curioso, a veces casi de cómic, que se comunica poco y en un inglés que, por momentos, resulta indescifrable. Silencioso, de movimientos suaves como quien practica una kata de kárate eterna, y gesto concentrado en algún punto que, también por momentos, ni su propia mujer británica, Miranda, confiesa sotto voce, sabe descifrar.
“¿Cómo me ves?”, me pregunta con una sonrisa tensa, como esperando una respuesta que confirme o desmienta o simplemente por no saber qué decir. “Estoy cambiado…”. Le digo que le veo igual, aunque ya no tiene ese cuerpo repleto de músculos imposibles que machacaba en entrenamientos marciales de sol a sol con su maestro, Master Lee. “Estoy en otra cosa”, añade tras una pausa. Y tras otra pausa, continúa: “¿Sabes que “recoloqué” a un jugador del Chelsea [en Londres, ciudad que junto a su Manipur natal, y Patnem y Dharamsala, conforma el cuadrilátero de sus residencias] y no supe quién era hasta que no me lo dijeron? Llegó rodeado de guardaespaldas…”. Y en ese momento rompe a reír, como un niño, aún sorprendido por tan ‘extraña’ comitiva. “Estoy aprendiendo, no quiero aún -deja caer-, una clínica en Londres. Prefiero India, estar aquí, sin mucho ruido, aprendiendo”.
Aprendiendo. Después de muchos años y muchos intentos infructuosos, en sólo ocho meses, Will, bajo las órdenes la cariñosa atención personalizada de Ringo –he sido testigo de cómo de pendiente está de él-, ha vuelto a andar. Incluso a correr a paso ligero mientras tiraba las muletas al suelo por indicación de Ringo, cosa que también he visto con mis propios ojos. Y es que Ringo, roto por mil partesdurante años de combates ilegales de kárate al ko por medio sudeste asiático, es un gran conocedor del funcionamiento físico del cuerpo humano. Tanto, como para hacer magia y regentar a día de hoy una clínica rodeada de cocoteros y repleta de occidentales dislocados por infinitas partes que han encontrado allí la magia que no encontraron en sus países de origen para volver a mover el esqueleto.
¿Y qué pasó con Master Lee?, le pregunto. “Ya no trabajamos juntos”. El resto de la explicación no la entiendo. “Si miras la página web… ¿Cuál es la página web?”, pregunta a uno de sus ‘discípulos’, Morato, un amable japonés que nos ha traído el té hasta su casa, frente a la clínica,, y con quien viajará en unos meses a Okinawa para no sé qué historia de kárate que pretenden encontrar y que tampoco entiendo. “Si miras la web verás que ahora trabajo con el maestro de Master Lee”. Y en ese punto se acaba, en boca de Ringo, la historia de Master Lee.
Paso entonces a preguntarle sobre el mejor sitio para estudiar una cosa que me ronda la cabeza :-) Me habla de un templo en Manipur. Él irá de Goa directo allí y luego a Dharamsala,. La idea cae como una feliz (y buenísima) sugerencia que, por momentos, me cuesta arrancar de la cabeza: Manipur, recién abierto al turismo –hace unos años sólo se podía viajar con una carta de invitación-, con semejante manipuri. Pero no coincidiríamos porque para entonces yo estaré en Sri Lanka (me toca salir de India un par de semanas por cuestión de visado). 
Pero Manipur. 
La idea de conocer Manipur, a la otra parte de Bangladesh, lindando con Myanmar -habría que viajar en avión, habría que ampliar capital, pienso; cómo-, no me la quito de la cabeza. ¿Acabaré viajando a Manipur?
Finalmente, quedamos en encontrarnos en las montañas de Dharamsala, zona tibetana al norte de India donde pretendo peinar este proyecto de ebook el próximo mes de mayo.
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Pero Manipur... ;-)

2 comentarios:

  1. Increible Rafa!! ya leí esa primera historia sobre Ringo hace algún tiempo y entonces pensé que.. que pena que fuera tan difícil encontrar una aguja en un pajar.. la foto d vuestro reencuentro me abrió los ojos como platos en dos semanas muuy negras y q solo gracias a mi inconsciencia no echaron por alto mi proyecto ahora mas arriesgado. así q Manipur ya no solo baila en tu cabeza jajaj me has iluminado! He contactado con ellos a través de su web y espero me contesten... Si es viable,quizás, después d todo el ajetreo esa será mi guinda.. y sino pues bueno.. algo mas tranquila de saber q en el peor d los casos los tendré relativamente cerca. Ya t contaré. Y por cierto... Good job!!! I love it
    Que nivelazo eeh.. estoy salvada jajaha

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  2. Qué bueno, Cristina, lo que me cuentas. Ringo, "el mecánico de los huesos". Cuando le conocí, y esto se me ha olvidado contarlo aunque creo que se ve en las fotos que le hice entonces, llevaba una camiseta que rezaba: "Bones & rules are made to be broken". Un tipo genial ;) Mantén informado de tus movimientos. Besote!!

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