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viernes, 10 de abril de 2015

This is India / This is Morocco / This was Spain (is pain). Maybe

Unos esperamos que nos preparen la rica #cena #takeaway fumando un cigarrillo en la puerta del local de turno, huyendo de la desidia y el aire acondicionado, y otros duermen (tal vez) soñando con la abundancia u olvidándose del #hambre. No tienen nada pero son TAN felices, ¿verdad, #señora?
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La #pobreza en #India es, posiblemente, la más #cruel de todas las pobrezas, porque además de despojar, convierte en transparente a quien la padece. Nadie los ve, nadie los mira; son invisibles y morirán invisibles.
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Un indio duerme a la puerta de un Subway,  cadena de bocadillos 'fastfood' en India, en la intersección de los barrios de Jangpura y Bhogal, al sur de Nueva Delhi. / Foto © Rafa Gassó
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De regreso a casa, con mi cena bajo el brazo, leo con esperanza en estos días de #LeyMordaza en los que se alegra uno de estar a diez mil kilómetros de ese país que duele físicamente, como una broma de mal gusto si se lee su nombre en inglés (Spain / is pain, "es dolor"), que el juez Ruz procesa a 11 altos cargos y militares marroquíes por genocidio en el Sáhara.
Copio directamente lo que publica mi querida Gabriela Sánchez -jefa del Desalambre y junto a ese gallego carnal del diario Público, Héctor Juanatey Ferreiro, la genial Iratxe Martínez, de Radio Euskadi, e Iñaki y Eztizen Miranda, autores del imprescindible documental sobre las fosas del Sáhara, La semilla de la verdad, el mejor equipo de periodistas con los que he coincidido en un FiSahara, festival que por cierto se celebra en pocas semanas-, en su Facebook personal:
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"Me acuerdo de las señales de la espalda y de las muñecas de Balla. Los bombardeos marroquíes de fósforo blanco y napalm le dejaron marcada mientras huía en febrero de 1976, después de que su país, el Sáhara Occidental, fuese ocupado ilegalmente por Marruecos. Perdió a dos hijos de 13 y 8 años. Hoy el juez Ruz ha procesado a 11 mandos militares marroquíes por genocidio contra refugiados saharauis entre 1975 y 1992.
Me temo que Marruecos se va a enfadar con España, e imagino que se lo hará notar a su modo a un Gobierno que, sin embargo, como el anterior, no ha movido un dedo para acercarse a la justicia, temeroso de esas represalias.
Dejo uno de los (muy interesantes, apunto yo mismo), reportajes que hice hace un par de años desde el campamento de refugiados saharauis de Dajla. Un lugar que existe pare dejar de existir, pero todo parece permanecer".
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Ni Felipe González, ni José Mª Aznar, ni José Luís Rodríguez Zapatero, ni Mariano Rajoy (este menos que nadie), han tenido huevos para plantarle cara a Marruecos y defender lo que por responsabilidad histórica corresponde a España solucionar. El Sáhara español fue abandonado a su suerte por este "país de todos los demonios" (aunque como todo en esta vida, cada gesto tiene nombre y apellidos, y en este caso hablamos de un prejubilado que tiene dicción gangosa, por si a alguien se le ocurre asociar nido y pájaro), y cuando Marruecos lo ocupó, todo Dios -izquierda, centro y derecha-, miró para otro lado, pese a que la ONU ('Organización Nada Útil', como la llama el siempre acertado David Jiménez o cualquiera que siga mínimamente sus 'logros'), 'defienda' su derecho a referéndum por la autodeterminación. Hoy sobreviven en la miseria en la hamada argelina, en un territorio cedido por Argelia que el escritor Eduardo Galeano describió como "el desierto de los desiertos", mientras empresas como Atún Calvo expolian sus aguas legítimas, llenando sus arcas y forrándose a su costa.
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Dejo yo a su vez un par de artículos que publiqué durante aquella última estancia en Dajla para quien le interese. Uno en Europa Press Social, Encerrado en el Sáhara, y otro en el suplemento dominical, Crónica, de El Mundo: Las vidas perdidas del Sáhara, sobre el trabajo que desde la Sociedad de Ciencias Aranzadi -con el prestigioso forense Francisco Etxebarría, responsable, entre otras, de las exhumaciones de los crímenes franquistas, a la cabeza-, llevaron a cabo en el Sáhara occidental.
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Vergüenza y alegría a partes iguales.

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